martes, 22 de enero de 2008

Un poco de sentimiento...


El silencio. Una sentimiento tan incómodo como el atar pensamientos y no dejar nunca que asomen a la luz. Si esos pensamientos llegan a la libertad, debes ser consecuentes con ellos. Afrontar las consecuencias que pueden tener. Encarar el toro e intentar agarrarlo por lo cuernos, dar media vuelta y correr… o caer ensartado en sus astas.

Las personas pueden tomar muchas maneras de hacer las cosas, hay quienes callan sabiendo qué puede ocurrir si emiten palabras. Otros las emiten sin importarles qué ocurra después, ya sea por temeridad o por estupidez. Y un tercer grupo, las emite, a sabiendas de las repercusiones y sin dolerles el tenerse que disculpar.

¿Por qué puede dañar tanto un estilo? ¿Por qué involuntariamente se puede molestar a amigos y conocidos con comentarios que no pretenden ser golpes a lo más profundo, si no meros empujones resistibles? ¿Por qué ser un bufón a veces es… tan triste? ¿Y por qué uno se puede aferrar a ser así a sabiendas de que no conseguirá con ello vivir como debería? ¿Ideales? ¿Terquedad? ¿Orgullo? ¿Quizás fidelidad a un principio o un ideal tan personal que no es explicable salvo en el fuero interno, aquel que te hace comportarte así?

Pedir disculpas no sirve de nada sin el propósito de enmienda, y para enmendarse hay que cambiar rumbos… el mío está demasiado obcecado en ser así. Así que lamento decir que no puedo arrepentirme. Aunque pida disculpas con esto.

Y la fortuna sabe que estoy arrepintiéndome.







PD: Al, perdona la tardanza.

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