viernes, 29 de febrero de 2008

(...)

(...)Yo siempre he sido lento, una persona que se angustia y lucha con cada frase, e incluso en mis mejores días no hago más que avanzar centímetro a centímetro, arrastrándome sobre el vientre como un hombre perdido en el desierto. La palabra más corta está rodeada de kilómetros de silencio para mí, y hasta cuando consigo poner esa palabra en la página, me parece que está allí como un espejismo, una partícula de duda que brilla en la arena.(...)
Fragmento de El Leviatán de Paul Auster

Las musas se niegan a aparecer.
Tengo un montón de cosas en mi cabeza...
Espero a que sea la hora para poder irme esta noche y ver que es lo que va a pasar con una persona... quiero que me vea, que ahora estoy mejor, cambiada, distinta... que vea lo que se pierde...
Y a la vez quiero, necesito un abrazo de esa otra persona. De ese que me esta haciendo sentir bien después de lo que me pasó en diciembre... de ese que no duerme o duerme poco para verme... que me esperó una hora y media... de él...
Basta.
Si las musas se niegan a aparecer, no me puedo obligar a escribir.


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