miércoles, 23 de abril de 2008

Un fuerte olor a pocilga envuelve el Reino Unido y los británicos culpan a Europa






No he querido pasar por alto esta "deliciosa" noticia:



Millones de británicos se han visto sorprendidos este fin de semana por un extraño olor, tan desagradable como difícil de definir y procedente, según la dirección del viento, del continente europeo.
Al igual que hay un viejo dicho portugués según el cual de España no puede venir "ni buen viento ni buen casamiento", muchos ingleses se vieron confirmados de pronto en su idea de que de más allá del canal de la Mancha no puede tampoco venirles nada bueno.



Algunos ciudadanos hablaban de un olor a pocilga, otros creían percibir un olor a estiércol, a aguas fétidas o a algas podridas. Los medios, desde los tabloides sensacionalistas hasta la seria BBC en su principal noticiero, se han ocupado del extraño fenómeno, haciendo cábalas sobre cuál era el origen de la pestilencia, que invadía todo el sureste de Inglaterra, incluida la capital, Londres.

Muchos, en este país que parece no haber olvidado a Hitler, sospechaban que algo tan desagradable sólo podía venir del viejo país enemigo, Alemania, y en concreto de sus granjas de cerdos. Los británicos, tan poco dados al aprendizaje de idiomas extranjeros, de repente aprendían por su prensa una palabra nueva: gestank, como llaman los alemanes al mal olor.
Una ONG llamada Water Aid, dedicada a velar por el agua, aseguró que Londres no había apestado tanto desde 1858, cuando se extendió por toda la ciudad un olor espantoso procedente de las aguas de albañal.
El hedor no parece haber respetado tampoco a la monarquía, y así un portavoz de la oficina turística de Windsor, tras declarar que el olor resultaba insoportable, expresó su esperanza de que Isabel II, vecina de esa localidad, hubiese ordenado cerrar todas las ventanas de su castillo.



El sindicato británico de agricultores aventuró mientras tanto que el olor se debía seguramente a que sus colegas holandeses habían esparcido estiércol masivamente tras la prohibición de hacerlo en el período invernal. Es lo que ocurre cuando se obliga a los agricultores a utilizar de una vez todo su estiércol en lugar de hacerlo de manera dosificada durante todo el invierno", dijo el portavoz del sindicato, Anthony Gibson.


La Oficina Meteorológica británica tomó finalmente cartas en el asunto para dar una explicación científica: el olor, tan misterioso como desagradable, era pura y simple contaminación, algo que soportan todos los días millones de ciudadanos de la Europa industrial del Norte.
Fábricas de chocolate belgas, granjas de cerdos de Bélgica, Holanda y el norte de Alemania, factorías de automóviles y de motores diésel, en fin todo lo que contribuye a ensuciar la atmósfera en la Europa industrial.
A los británicos sólo les queda ahora esperar que en los próximos días se produzca un cambio de dirección de los vientos para que vuelvan a soplar los mucho más limpios del Atlántico, a los que están acostumbrados.





JOAQUÍN RÁBAGO / EFE. 19.04.2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que se jodan.
Ellos quieren robar la mitad de Tierra de Fuego, las Islas del Sur y la Antártida Argentina.
Se lo merecen.
Y si siguen así, ésto sólo será lo primero, pues Gaia es muy sabia y sabe qué hacer.
un beso!

Anónimo dijo...

Joder que fuerte XD menudo compenio de olores a la vez, en pequeñas dosis no se nota claro pero en grandes ...

A lo mejor ahora entiende por que nos jode cuando llevan su barcos a hundir se el peñón XD