sábado, 19 de abril de 2008

Frente al espejo



A veces, cuando la imaginación está caprichosa, una imagen puede ser la más sugerente de las inspiraciones. Esta aburrida noche del sábado me ha llevado hasta un espejo colgado en una pared, donde se refleja una escalera. Al principio no le vi demasiado sentido, sin embargo, tras mirarla durante un largo rato, alguna de mis famosas paranoias comenzó a zumbarme por la cabeza.
Esta vez me tocó hacerme una pregunta: ¿cuántas veces nos miramos al espejo? No me refiero a lo que hacemos todas las mañanas cuando nos despertamos y comprobamos los pelos que se nos han quedado al dormir, o cuando nos arreglamos y lo utilizamos para tratar de vernos mejor. Me he preguntado cuántas veces nos paramos realmente a observar nuestro interior frente al espejo. A pararnos frente a él y mirar a los ojos de la imagen que nos enfrenta; a esperar a que nuestra propia valoración de nuestra conciencia transforme esa imagen en lo que realmente nos hemos convertido. Tal vez en el niño que no hemos dejado de ser, tal vez en una máscara teatral oculta por el día a día, tal vez en un monstruo que aterraría a ese niño del principio… Es posible que este último miedo a que el otro lado del espejo nos muestre los peldaños de bajada de una escalera en la que creemos estar subiendo es lo que nos hace rehuir de ese pausado momento frente a él.
Yo lo he intentado. Reconozco que los ojos que me devolvieron el saludo, me asustaron.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola

Alguna vez hace tiempo lo intenté pero no lorgé ver mas alla de la superficie, a ver si con suerte puedo lograrlo esta vez.

Anónimo dijo...

hola NO soy "fin" ^^

Porque nunca me he planteado eso de "mirarme" en el espejo :( jajaja

Un saludiño desde el otro lado del espejo muahahahah :P

Antonio Iglesias dijo...

que feo queda dejar comentarios en anónimo.