viernes, 5 de diciembre de 2008

Llegará.


Sé que entre sesenta millones de personas en el mundo, millar arriba millar abajo, debe esconderse la bailarina de cartón que este soldado cojo algún día soñó.

No os puedo decir cómo es, pues jamás la he visto, y es probable que jamás la vea. Sé que en algún lugar se encuentra el ideal que quiero, la mujer que deseo, la elección que necesito, existe.

No os diré que besará con urgencia y se detendrá eternamente ahí. Ni que en sus ojos, ya sean dorados, grises o azules se encontrará el mejor laberinto donde podré perderme sin mapa, ni brújula ni hilo atado a la entrada. Ni que sus cabellos serán los mejores custodios de un cuello donde pudieran aterrizar mis besos. Ni que sería la mejor causa por la que morir, y el mejor motivo por el que vivir.

Que se moverá como el junco mecido por el viento, o que será mi norte cuando necesite que me enseñen el camino. No os diré que sus virtudes me enorgullecerán… pero que secreta y públicamente sus defectos serán los que me tendrán hechizado. No diré que olerá como huele el mar, la madera o los dulces. Ni que alzaría el escudo sin dudarlo a sabiendas de que sus besos recompondrían toda mella que hubiera en él al volver a sus brazos.

Mi soñada mujer, sería musa, señora, diosa, amor, maestra, aprendiz, y cientos más de palabras… pero siempre con una común: Amiga.

Me cuidaría sabiendo que nunca la dejaría. Y aunque supiera qué escondería una sonrisa o un silencio salido de su cuerpo, también habría un rincón en ella desconocido para mí. Podría guardar mis secretos y ver mis faltas y fantasmas… pero podría perdonarme por ellos también.

Me echaría un lazo, pero sin apretar mi cuello ya que sabría que, como el viento, no puedo permanecer demasiado tiempo en un lugar sin añorar la libertad para poder volver a su lado.

Una dama de temperamento tranquilo cuando hay que escuchar y fogosa cuando haya de alzarse. Con una sonrisa en parte amarga, en parte esperanzada. Que crea en un futuro amable… y que viendo como el mundo se desgaja poco a poco, pudiera vivir el hoy, a sabiendas de que mañana sería tiempo pretérito.

Que tenga corazón, maltratado o no. Y por eso pueda amar. Y que si desaparece un día… deje tras de sí una estela merecedora de haber sido vivida.

Pero que si se queda, haga que las hojas que llenan ese capítulo de mi vida, sean eternas.

Y ya que estamos, y que he pasado de no contaros y contaros, y de contar y decir a rezar casi…

Que si existe, llegue algún día, permitiéndome hacerme un hueco en su corazón.

No hay comentarios: