miércoles, 5 de diciembre de 2007

Tyler, Phillip y "Dakota", los 'Tricicle' de la paleontología



Érase una vez un chico de 16 años llamado Tyler Lyson.
El joven Tyler era un amante de los fósiles y ocasionalmente gustaba de salir a dar largos paseos por las tierras cercanas a su casa, en Dakota del Norte (EE.UU.). Un día de 1999, cuando disfrutaba de una de sus paleontológicas marchas por la formación geológica Hell Creek (aunque hay versiones que dicen que estaba cazando…), el muchacho hizo un gran hallazgo: encontró los restos de un dinosaurio que, aparentemente, conservaba su piel intacta. Corrió a casa y llamó a Phillip Manning, un paleontólogo de la Universidad de Manchester, en Gran Bretaña, y habitual colaborador de National Geographic, quien, tras escuchar con asombro la noticia, archivó el caso.

Años más tarde, cuando Manning desempolvó el suceso, se dio cuenta de lo que tenía entre manos y fue a Dakota a visitar a “Dakota”, como había bautizado Tyler, en un alarde de originalidad, al fósil. El científico se maravilló con lo que tenía delante: nada más y nada menos que el mayor, más completo y más perfecto fósil de un dinosaurio jamás encontrado.

Los restos del animal están tan bien conservados que ha sido comparado con momias más que con los demás fósiles. Se trata de un hadrosaurio de 67 millones de años, un animal de unos 9 metros de largo y casi 2’5 de ancho en la altura de las caderas:

“Generalmente, los paleontólogos encuentran simples osamentas, a veces algunas osamentas todavía articuladas juntas, y muy raramente el esqueleto fosilizado completo”, explicó Manning.
“Este hallazgo es fuera de lo común, asombroso y desafía la lógica. Es simplemente un dinosaurio maravillosamente preservado en tres dimensiones”, añadió el científico.
“Este tipo de fósiles permite avances enormes en nuestra comprensión de estos animales desaparecidos desde hace tiempo y de sus mundos olvidados”, subrayó.

Menos de 10 ejemplares de dinosaurios momificados han sido descubiertos al día de hoy, según Matthew Carrano, conservador de la sección de dinosaurios del Museo Smithsonian de Washington, Estados Unidos. Para poder transportar el bloque de roca de 3,6 toneladas en el cual se encontraba el hadrosaurio, el equipo debió construir una ruta para que un camión pudiera transportar todo hasta la Nasa.
Los científicos pudieron entonces utilizar un escáner gigante para crear una imagen en tres dimensiones del interior del cuerpo y de la cola del fósil. Aunque el análisis de todos los datos continúa, los resultados obtenidos hasta ahora indican que la parte trasera del animal es 25% más grande de lo estimado. Esto quiere decir que este dinosaurio podía alcanzar la velocidad de 45 kilómetros por hora, o sea, 16 kilómetros por hora más que el Tiranosaurio Rex. Los investigadores también determinaron que su piel podría haber sido cebrada, brindándole un camuflaje natural.
Los paleontólogos también pudieron calcular con una gran precisión el espacio que separaba las vértebras del animal. En la mayoría de los museos de historia natural las vértebras en los esqueletos de los dinosaurios expuestos son pegadas unas a otras, pero la realidad probablemente fue diferente, a la luz de los datos brindados por Dakota, explicó Manning. Según los cálculos realizados en base al fósil, estaban separadas por un centímetro, lo que significa que muchos dinosaurios podrían haber medido al menos un metro más de lo que se pensaba hasta ahora.

Tyler Lyson, descubridor de “Dakota”, estudia actualmente Paleontología en la Universidad de Yale, Connecticut, además de colaborar con el proyecto de National Geographic, y planea consagrar su vida al estudio de este dinosaurio momificado.


El resto de los mortales podemos ver más imágenes de “Dakota”, además de la de arriba, en la siguiente dirección:
http://news.nationalgeographic.com/news/2007/12/photogalleries/dinosaur-pictures/index.html


National Geographic Channel emitirá en España el próximo 16 de diciembre, a las 21:00, un reportaje en exclusiva titulado “Dino Autopsia” sobre el hallazgo paleontológico más importante desde que se descubriera el primer dinosaurio, en la década de 1820.

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