lunes, 10 de noviembre de 2008

Palabras sin sentido.

Hay días que tu vida es una mierda. Que las sucesión de detalles que compondrían tu universo, parece haberse levantado con el pie cambiado y directo a un gran pozo de lodo para que te ahogues ahí.


Hoy, que me leéis, seguramente sea lunes, pero el Domingo ha sido el verdadero día en que escribo estas letras. He discutido con amigos y familiares, mañana empezaré a trabajar en un empleo como receptor de broncas y voy encaminando mi vida a la independización.


Pero sigo teniendo que comerme marrones.


La gente dice que se cree fuerte, en general es difícil encontrar a alguien que no piense que en las situaciones putas, hay una esperanza. Pues yo me contaba entre todas esas personas, y hoy sin embargo, mi imaginación no se escapa de un tema: la locura. Y sin embargo, espero no estar tarado.


Posiblemente, hoy esperaríais un post romanticón, ya que soy quien suele tener un “ella” en los escritos, pero es que ni por esas. Hoy estoy muyyyyyyy quemado, demasiado, más de lo que me gustaría y más de lo que aguanto. Tras un viaje en el que redescubrí partes ocultas en mí, en el que otras fueron desarrollándose a su punto más álgido y en las que las más débiles cayeron para hacerme ser como soy, sacrifiqué varios principios que jamás pensé que podría hacer.


No creo en el amor, y empiezo a dudar de si los héroes no son tan buenos como parecen, los universos que podríamos crear a nuestro alrededor no son más que mentiras de las que solo queremos ver luces, sin pensar o sin querer saber que pueden contener muchas más sombras que iluminaciones.


La vida es un mero trámite y las incoherencias de los locos, en ocasiones, tienen muchísima verdad. En resumen, una sonrisa es mucho más etérea y fugaz que una lágrima. Y sin embargo, hoy no tengo huevos de valorar la risa por encima del lamento.


Solo hay algo peor que un caballo perdedor, que un pesimista de nacimiento o que un tramposo sin cartas en la manga.


Y eso es un optimista desengañado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que ver como la fugacidad y lo mundano de un mísero instante puede construir y destruir con suma facilidad aquello que tardamos toda una vida en dar forma. Un instante....lo es todo.
Aprehende de esto:

-La lógica en/de la locura.

-El arduo esfuerzo incesante del pesimista que, aun siendo consciente de la situación, no ceja en la búsqueda de un motivo para vivir y su opuesto.

Gracias por este "Madurar 2".

Atentamente, un servidor.

Ortega y Gasset.